
Por: Javier Campos, Sr. VP y Managing Director, Wadhwani Foundation América Latina
En 1993 me encontraba en la disyuntiva sobre que carrera universitaria estudiar. Por alguna razón, la Ingeniería siempre estuvo presente en mi mente, seguramente motivado por mi impulso de desarmar y armar de vuelta maquinas, aparatos y juguetes o tal vez por que consideraba que las matemáticas era un lenguaje y la Ingeniería según yo era en donde se hablaba. En cierta ocasión mi papá comento que la Electrónica y la Tecnología dominarían el futuro y, mi personalidad engancho con el tema inmediatamente y no volví a ver hacia atrás, Ingeniería Electrónica seria; estudié varios Cálculos, Telecomunicaciones, Sistemas Digitales, Automatización y una insipiente Inteligencia Artificial… nunca entendí y nunca pregunté porque mi padre pensaba eso, seguramente leyó algún texto como este o, mas probablemente, él sabia algo que yo no. Ahora, en el futuro, confirmo que sí, la Electrónica y la Tecnología moldearon todo de tal forma que el mundo ha cambiado radicalmente.
En los últimos años la tecnología trajo consigo más productividad, mejoró la vida, la comunicación e incluso la salud, cambiando la forma de ver e interactuar con nuestro planeta. Pero ¿qué pasa con los empleos?
En 2017, McKinsey and Co. en su estudio: JOBS LOST, JOBS GAINED: WORKFORCE TRANSITIONS IN A TIME OF AUTOMATION, la firma hace un análisis profundo sobre el impacto de la tecnología en los empleos hacia 2030, los nuevos que se crearán y los que se perderán por el uso de la automatización, y muestra un escenario complejo sobre el futuro del trabajo. En particular se asume que habrá suficiente trabajo en 2030 para tener a todo el mundo ocupado pero, en la mayoría de los escenarios, la transición será muy difícil, igualando o superando los retos que implicó la transición de la agricultura a la manufactura que experimentamos en el siglo pasado.
Según este estudio, la mitad de las actividades laborales por las que las personas reciben un salario actualmente podrían técnicamente, ser automatizadas en un corto plazo con la tecnología lo que ya existe y un 5% serían completamente automatizadas; por otro lado, 6 de cada 10 empleos podrían tener al menos 30% de sus actividades automatizadas en los próximos años, implicando transformaciones muy sustanciales en el lugar de trabajo.
En este escenario y asumiendo una rápida adopción de tecnologías, potencialmente 800 millones de empleos podrían desaparecer y otros 375 millones de personas deberán cambiar de categoría ocupacional, debido a la automatización a nivel mundial. Adicionalmente, se espera que únicamente 240 millones de nuevos puestos laborales que no existían anteriormente sean creados para 2030. La automatización y la Inteligencia Artificial elevarán la productividad y el crecimiento económico, pero millones de personas deberán cambiar de empleo o mejorar sus habilidades.
En el supuesto de lograr un ritmo de adopción de la tecnología medianamente acelerado en los países Latinoamericanos, se esperaría que para 2030 habrá las siguientes cifras de “desplazados tecnológicos”:
Perú: 1.5 Millones (7% de las actividades)
México: 8.8 Millones (13% de las actividades)
Colombia: 2.8 Millones (11% de las actividades)
Chile: 1 Millón (11% de las actividades)
Brasil: 15.7Millones (14% de las actividades)
30 millones de personas en las economías mas grandes de la región podrían encontrase sin trabajo o siendo desplazados debido a la tecnología. El panorama no parece prometedor. Al mismo tiempo, cientos de nuevas Start-ups son creadas en una cada vez mas dinámica zona económica y en un ecosistema energético, innovando nuevas formas de hacer negocios y capturando inversión privada por mas de 2 mil millones de dólares en los últimos 18 meses, mas que los últimos 4 años juntos
¿Como enfrentar la paradoja del futuro del trabajo?
Teóricamente con crecimiento económico sostenible, innovación e inversiones sustanciales, podrían crearse los nuevos empleos que contrarresten el efecto de la automatización. Sin embargo, el principal reto será asegurar que los trabajadores tengan las habilidades y soporte necesario para realizar la transición hacia esos nuevos empleos. Los países que fallen en la administración de esta transición, podrán enfrentar alto desempleo y menores salarios.
El reto es lograr que la transición sea lo menos dolorosa posible, mediante la creación de nuevas empresas que satisfagan las necesidades creadas por los nuevos retos que se esperan y estas deberán estar listas para encarar los cambios a los que se van a enfrentar: transitar desde los trabajos de producción y transaccionales a los de interacción, donde se valora más, paradójicamente, la relación entre personas. Y es aquí donde muchas grandes empresas – tanto por interés como por responsabilidad social – están dándose cuenta que deben capacitar a sus empleados para el nuevo mundo del trabajo… todo esto enfocándose en las Habilidades del Siglo XXI.
Por su lado, los individuos deberán estar preparados para una rápida evolución, adquiriendo nuevas competencias y habilidades que las empresas van a demandar y que serán criticas para su bienestar. Habrá sin duda demanda por trabajo humano, pero los trabajadores deberán replantearse las nociones tradicionales de en donde trabajan, cómo trabajan y qué talentos aportan en su trabajo.
Así, 25 años después de haber elegido mi carrera universitaria, el futuro se moldeó de una forma que muy pocos visualizaron. Y ahora tengo la fantástica oportunidad de impactar y cada día trabajar con estudiantes llenos de ideas, para transformarlos en los emprendedores del futuro que consigan articular modelos de negocios disruptivos y crear las nuevas empresas del mañana, a través de nuestra iniciativa ENTREPRENEUR: donde mediante cursos diseñados para educar y transformar, sembramos la semilla del emprendimiento y los soportamos con la creación de Clubes de Emprendimiento y Empresas de Practica a nivel universitario, para luego ser incubadas y aceleradas.
Tengo la fortuna de trabajar con pequeñas y medianas empresas en su proceso de adopción de tecnologías disruptivas y principios de adaptación y crecimiento exponencial que necesitan, para apoyar los grandes desafíos de los países emergentes a través de nuestra iniciativa ADVANTAGE, todo esto gracias a un proceso de consultoría profunda durante tres meses para diagnosticar sus necesidades y crear programas que logren su transformación desde su interior, para luego soportarlos durante toda la vida con nuestra plataforma GENIE (Global Entrepreneurship Network and Integrated Ecosystem) donde mediante algoritmos de Inteligencia Artificial permitimos a los beneficiarios realizar conexiones y contactos con proveedores, clientes y mentores sin fricción alguna.
Y finalmente, colaborar con grandes corporativos y escuelas técnicas para empoderar a sus trabajadores y alumnos en el aprendizaje y puesta en practica de las habilidades del siglo XXI, que son tan relevantes para encarar los retos del futuro en el que ya estamos inmersos. Esto lo hacemos gracias a nuestra iniciativa OPPORTUNTY, para impactar y colaborar para que el futuro del trabajo ocurra de una forma en la que las personas de países emergentes logren obtener y mantener empleos que contribuyan a su bienestar y de sus familias.
#TakeAdvantage
#LeadTheFuture