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El Secreto de un Imperio

By diciembre 9, 2019No Comments

Por Javier Campos Vice President and Managing Director Latinamerica Wadhwani Foundation.

Innovación es una de esas palabras que aparecen constantemente cada vez que se habla de negocios,
empresas, economía, en fin, todo aquello que pareciera ser parte de una ola de necesidades
mercantiles en una época que invariablemente está medida con el rasero del capital. Pero tal vez
estamos siendo muy básicos en orden de tratar de dedicar tiempo y saliva a este tipo de conceptos
que están invariablemente ligados a la historia de la humanidad y al avance de un mundo que no
sería lo que hoy es sino hubiese sido por ese concepto tan hablado, pero al parecer, tan poco
entendido.

El imperio romano, el más importante en la historia de occidente, llegó a tener una extensión de
casi 7 millones de kilómetros que iban desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico, y desde la
parte norte de África, un fragmento importante de Asia y hasta el Reino Unido.
¿Qué es exactamente eso que llevó a los romanos a tener en sus manos el mundo, el mundo entero
podría decirse?

La respuesta pareciera sencilla, los romanos, entre otros muchos elementos usaron la rueda. No fue
un invento de ellos, este elemento pasó de Mesopotamia a Egipto hasta llegar a Roma, y ahí,
mediante un uso “innovador”, la arqueología ha encontrado, contrario a lo que se pensaba, que ésta
fue usada como instrumento hidráulico, es decir, en molinos desde el siglo I que según el interés del
imperio, fueron usados según las necesidades de crecimiento o inutilizados según las necesidades de
mantener a los pueblos esclavizados.

La innovación es una herramienta tan poderosa que incluso puede usarse en contra de aquello que
podríamos entender como avance, desarrollo, evolución.
Hace poco Forbes lanzó una serie de datos que indican que en México, las pequeñas y medianas
empresas (PYMES) conforman el 99.8% de las unidades económicas que aportan el 42% del PIB
nacional; a la vez son responsables de generar el 78% de los empleos en el país.
En la Unión Europea las PYMES contribuyen al 99% del total de las empresas generando
aproximadamente 100 millones de empleos lo que representa un 67.1 % de los trabajos del sector
privado.

En México tenemos un sinfín de apoyo para las PYMES pues como podemos observar se han
convertido en el eje de la economía nacional, sin embargo, la información relacionada al concepto
de “aprendizaje “y “desarrollo “ es bastante limitada, y con ello pasan por delante oportunidades
que no sólo se encuentran en los préstamos bancarios como suele pensarse de manera general, sino
también en distintos programas según el país del que estemos hablando. Sin embargo el Instituto De
Investigaciones Legislativas Del Senado De La República en el texto “Micro, Pequeñas Y Medianas
Empresas En México. Evolución, Funcionamiento Y Problemática” del año 2002, enumera distintos
problemas a los que se enfrentan las Pymes en nuestro país, razón por la cual muchas de éstas se
debilitan y en muchos casos desparecen.

Entre los problemas mayormente detectados están: la poca adaptación al cambio macroeconómico,
las tasas de interés que son más elevadas que en países desarrollados, la falta de vinculación con el
sector académico, la débil estructura en su organización, y sobre todos la falta de innovación y
constante desactualización en maquinaria y equipo.

Si dejamos a un lado el ámbito económico, el cual sabemos que es otro gran pilar de las pequeñas
empresas, la innovación es un elemento que nos está haciendo falta y que se muestra como
directamente proporcional a mayores beneficios sobre todo en los países más desarrollados.
¿Qué es exactamente lo que nos lleva a la innovación? ¿Cómo el aprendizaje y la cercanía con el
sector académico se vuelve contra el desarrollo de las pymes? ¿De qué manera la desactualización
tiene que ver también con la falta de innovación?

Si la rueda fue capaz de pasar de Eurasia y Medio Oriente en el año 3,500 a. C., a Roma durante los
primeros siglos de la época moderna, e incluso fue usada para beneficio del imperio según las ideas
de los distintos emperadores, y las necesidades que se tenían en cada uno de sus territorios, siendo
utilizada así para crecer, esclavizar, acelerar o alentar el paso de una civilización que fue en algún
momento el mayor imperio conocido en occidente, entonces, ¿qué podríamos temer de la
innovación si está demostrado que ésta crea los imperios?
A veces no se trata de crear algo nuevo, sino de reinventar o apostar por una mirada nueva a algo
que ha estado ahí desde hace tiempo.

Los datos demuestran que en México no hemos dado el salto para poner al servicio de las Pymes
toda la innovación tecnológica que tenemos a la mano y esto provoca que esa inseguridad en
apostar por algo ya conocido e incluso probado nos lleve a dar un paso atrás.
La rueda está ahí; y no estamos siendo capaces de tomarla para verificar si puede ayudarnos a llegar
más lejos. Tal vez sólo nos haría falta integrarla en nuestro quehacer diario para llegar tan lejos
como podamos, y de esa manera, ser capaces de conquistar un territorio, una zona, un imperio tal
vez.

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