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Latinoamérica

La resistencia al cambio el verdadero reto de las empresas familiares en el siglo XXI

La palabra reto es sinónimo de la palabra desafío, y esta palabra según su etimología es quitarle la confianza a alguien o algo, y es precisamente lo que las empresas familiares deben de hacer “quitar la confianza” a sus modelos de negocio y enfrentarlos a un profundo cambio. Como se sabe, en México la mayoría de las empresas familiares son micros, pequeñas y medianas, pero representan casi el 95% de las entidades económicas que dan empleo en nuestro país. Las empresas familiares siempre han tenido retos desde que son fundadas, las más recurrentes suelen ser: los temas de sucesión, nuevas tecnologías, aversión al cambio, conflictos entre familia y empresa, entre otras.

El año pasado (y parte de éste) apareció un nuevo reto que no se esperaba y se coloca en las nuevas dificultades de estas entidades económicas: el covid -19, el mal del siglo XXI, que, aunque es un problema de salud mundial, deja como daño colateral la afectación a las operaciones comerciales de todas las empresas. Todo se complicó con la pandemia, pero diría el gran naturalista Charles Darwin “No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco es la más inteligente; la sale adelante es aquella que es más adaptable al cambio”. Pero, ¿realmente existen planes de contingencia en la planeación de las empresas familiares? Como ejemplo, las proyecciones o planes de negocios siempre presentan escenarios óptimos y muy rara vez se toman en cuenta los escasos o nulos. La pandemia del covid -19, quizá puso en jaque a las empresas, pero es un ejemplo de lo que pasa cuando pones toda tu confianza en tener un solo modelo de negocio y pensar que siempre responderá a las necesidades del mercado; nunca se habían imaginado tener que implementar un modelo de negocios alterno y que se ajuste a lo que viven tus clientes y consumidores; siempre estuvieron atados a la atención presencial, o directa al cliente, nunca se dijo es hora de implementar un sistema de atención al cliente de manera remota, o utilizando las apps que ya existen y que no se reflejarían en el costo ni en el precio de un producto, la aversión al cambio, al no abrirse a nuevas posibilidades, es también un reto de las empresas familiares, siendo uno de los factores que impiden el avance de éstas. El fundador o dueño de las empresas familiares suele anteponer la tradición a la supervivencia.

Los retos del siglo XXI de las empresas familiares son de catálogo, son dolencias longevas, aunque en esta época de nuevos desafíos se suman otras, como la integración de prácticas sustentables, al uso de nuevas fuentes de energía, de las tan trilladas “herramientas digitales” y que, aunque suenan onerosas, están al alcance de todos. Sin embargo, en México, para acabar de nutrir esta lista, aparecen las nuevas disposiciones de la norma oficial mexicana. Por ejemplo, la número 51, que tiene como objetivo brindar al consumidor final información comercial y sanitaria sobre el contenido de nutrientes críticos e ingredientes que representan un riesgo para la salud en los productos preenvasados. Pudiera parecer sencillo, pero algunas empresas no pueden acatar esta disposición ya que representa el cambio de su etiqueta que conlleva una nueva impresión, diseño y estudio de laboratorios para el caso de productos elaborados. También la cancelación de sus historias, de emblemas que llevaban años y que representaban una “tradición en el mercado”, pero ésas son las exigencias de un mercado cambiante, más exigente y que está impregnado de una brecha generacional entre la generación X y la Z, y que exhortan a las empresas familiares a romper sus paradigmas.

El reto de las empresas familiares en el siglo XXI no son solamente los que menciono en el artículo, ésas son consecuencias a un problema de fondo llamado “resistencia al cambio”, sin embargo las dificultades vividas por la empresas, focalizando a una enfermedad como culpable de éstas, es la oportunidad para que salgan a flote las carencias, las malas prácticas en la toma de decisiones y la configuración nueva de los recursos disponibles, que pondrían la posibilidad de mejores escenarios , que muestren a las empresas familiares más preparadas y con mejores armas para enfrentar los retos que vienen.

 

Por: Pedro Luis Chio López

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