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Sin tregua hacia el futuro

By marzo 13, 2020abril 9th, 2020No Comments

A veces pareciera que la historia económica además de interesante no tiene mucho qué solucionarnos en un mundo en el cual todas las previsiones pueden fallar de un momento a otro por un evento. El ejemplo más evidente lo podríamos tener hoy con la caída de las bolsas debido a la expansión de una enfermedad que está a punto de convertirse en una pandemia.

Pero sucede también que además de la macroeconomía y la revisión de las estadísticas diarias del mundo están las empresas, los negocios en su interior, en su día a día y dentro de estas empresas muchas veces surgen preguntas que nos llevan a ciertas cuestiones básicas como podrían ser las reflexiones de otros que en el transcurso de la historia probablemente nunca se hubieran imaginado que nos podían dar luz sobre las preguntas de un presente distante pero que de alguna manera conserva lo humano, y con ello, las respuestas dadas hace cientos de años, pueden seguir teniendo vigencia. No siempre, pero a veces.

 

Pensemos en Aristóteles, de quien tenemos un sinfín de temas tratados y todos ellos perfectamente vigentes. Más allá de la sorpresa que pudiera causarnos pensar en él cuando hablamos de negocios sería interesante verificar qué más pudo haber dicho Aristóteles además de todo lo que sabemos que incluye las ciencias de la naturaleza, las ciencias humanas, el drama, la política, en fin, todos y cada uno de los temas que pudiésemos pensar, todos ellos, fueron reflexionados por Aristóteles.

Y en el caso de los negocios, de la economía, sí, también dejó algunos elementos dignos de estudio, no muchos, pero algunos que han dado a varios estudiosos bastante material para escribir libros completos de lo que podría ser el pensamiento económico de este filósofo griego del siglo III a. C.

En realidad Aristóteles piensa los ámbitos económicos en algunos textos aunque no de manera directa. Tenemos sobre todo en la Ética a Nicómaco, libro hecho para su hijo, ene l libro V diversas acepciones dignas de reflexión y de las cuales podemos inferir que claro, su idea económica tiene que ver con su idea de Ética; sobre todo en lo referente a cómo el uso o abuso de los recursos debe estar mediada por un bien más alto que debe ser la comunidad, el estado, en fin, el otro.

 

Jospeh Alois Schumpeter, de nacionalidad austrohúngara y estadounidense después, ha sido quien mejor ha comprendido estos presupuestos. En su libro Historia del análisis económico asegura que de manera general encontramos en el filósofo una teoría del valor, una teoría del dinero, y una teoría del interés; sin embargo igual que él, muchos economistas tienen algunas dudas en referencia a su pensamiento económico mas general pues en otros textos deja claro que la ambición y mucho lo que podríamos entender hoy por “capitalismo”, si es que podemos llamarlo de esa manera dadas las fechas de existencia del mundo helénico, no tienen del todo todas las características del virtuosismo griego tan presente en él y sus contemporáneos.

 

Sin embargo recapitulemos; Aristóteles entre otras cosas subraya en sus escritos, sobre todo en aquellos enfocados en la ética y en la política, la importancia de la virtud y la importancia de la simplicidad, así como la necesidad de reflexión acerca de la evolución y mejoramiento de la sociedad por encima de la evolución del individuo.

El pensamiento griego en general siempre puso por delante la cooperación mutua pues para ellos la supervivencia del género humano depende no solo de uno sino de los demás, y desde su perspectiva nuestras vidas mejoran al aprender a combinar fuerzas, hacer compromisos y comprometernos con un objetivo más grande que nosotros.

Podríamos entender de alguna manea que para Aristoteles las empresas son mini sociedades orientadas a un objetivo, que a su vez sirven a objetivos más grandes, que a su vez sirven al estado y a la sociedad en su conjunto.

 

Si aterrizamos de manera general este pensamiento comprendemos que las corporaciones que crean empleos y salarios, a su vez estimulan la innovación, impulsan la tecnología y son una extensión de la humanidad por contribuir a su sociedad. Una comunidad se basa en buenos negocios que impulsan su economía.

 

Es verdad también que Aristóteles negó la idea de que la adquisición de cosas materiales conduciría a una mejor vida. Pero enfatiza la noción de que el beneficio, como otras actividades, tiene su lugar en la creación de una sociedad virtuosa y trabajadora.

 

De manera general, más allá de la búsqueda del pensamiento económico formal de Aristóteles, podríamos evaluar qué tan vigente es que hoy pudiésemos transmitir a nuestros agregados, a cada uno de los integrantes de una organización, la idea de que están trabajando por un objetivo mucho más amplio que el propio.

Que su trabajo genera una actividad económica que mueve al mundo y que eso de manera ética es un acierto en la vida de su evolución personal, pero también en la evolución de su contexto, de su grupo social, de su país también.

 

Aristóteles puede integrarse dentro del campo de la ética empresarial y estaríamos en un error si sólo observáramos eso desintegrado del pensamiento completo del estagirita; pero vale la pena poner un poco de virtud cuando hablamos de empresa, generar un poco de reflexión cuando vivimos en un mundo de avance desenfrenado; interesarnos por aquellos que 23 siglos antes pudieron darnos un pequeño ingrediente digno de integrar a nuestra ética empresarial que podría empezar por hacerle saber a nuestros asociados que incluso si no pueden verlo de manera directa, son parte de un sistema que sí, es complejo y a muchas veces desigual en todos los sentidos, pero también es parte de una maquinaria que hace que la humanidad camine a esa velocidad que ni siquiera somos capaces de entender en este mundo que a veces nos atropella con toda su innovación y su correr sin tregua hacia el futuro.

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